Un frigorífico que avise de la fecha de
caducidad de los alimentos o un cepillo de dientes que alerte de cualquier
pequeña carie y pida automáticamente una cita en el dentista. Se calcula que en
2023 existirán 22 millones de
dispositivos conectados a la red que revolucionaran la relación entre
los objetos y las personas. El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) lo
acuñó como el "internet de las cosas". Sin embargo, su desarrollo
choca con la saturación del espectro de radiofrecuencia de las redes wifi. La
popularización del uso de dispositivos permanentemente conectados ha obligado a
buscar nuevas soluciones. El científico de la Universidad de Edimburgo,
Harold Haas, descubrió en 2011 que la luz de un solo LED (diodo emisor de luz)
era capaz de transmitir más datos que una antena de telefonía. Las pruebas en
el laboratorio han logrado una velocidad de transferencia de archivos de hasta
224 gigabits por segundo. Esto supondría descargar en un chasquido 18
películas. Se estima que en el año 2019, el tráfico mundial de datos se
incrementará hasta los 24,3 exabytes al mes (24.300 millones de gigabytes). El
desarrollo de conexiones por luz directa (también conocida como lifi) es solo
el antecedente de una revolución muy próxima.
Superada la saturación
La principal diferencia con el wifi es que
siendo las dos ondas electromagnéticas para transportar los datos, la LiFi lo
hace a través de la luz visible y no por microondas. Se supera así el problema
de la saturación del espectro de radiofrecuencia que reduce la velocidad de las
actuales conexiones. El obstáculo para la implantación de las ciudades
inteligentes ya no existiría. Aún no está comercializado, pero ya hay
empresas que tienen previsto poner en el mercado soluciones basadas en esta
tecnología. Arturo Campos Fentanes, director de Sisoft, en México, cuenta por
correo electrónico que están ya en la de miniaturización de sus prototipos.
Esta empresa tiene tres patentes de modelos de transmisión y comunicación a
través de diodos led. "El problema está en el hardware de los aparatos
porque los procesadores aún no son tan rápidos como para captar todos los
paquetes que envía la luz visible", explica. El coste es otra de sus
ventajas porque no requiere grandes instalaciones. El precio rondará,
dependiendo del tipo de LED y chip, entre los 50 y los 800 euros.
Funciona como un código morse avanzado. Con
sólo instalar un modulador, cualquier LED sería capaz, no sólo de dar luz, sino
también de transmitir datos. Estos moduladores hacen que la luz se encienda y
apague millones de veces por segundo creando los ceros y unos binarios que
cifran los datos. El parpadeo es imperceptible para el ojo humano, pero no para
unos fotodiodos colocados en los móviles u ordenadores que se encargarán de
recoger los cambios de la luz e interpretarlos para convertirlos en
información. De esta forma, toda la red de iluminación de una casa se
convertiría así en un gran router con múltiples puntos de conexión al que
conectar los gadgets. Esto no significa, sin embargo, el fin del
wifi. El diseño prevé, en principio, solo la bajada de información
(unidireccional), aunque los científicos aseguran que conseguir, no solo, por
ejemplo, recibir un correo electrónico, sino también poder mandarlo, sería tan
sencillo como colocar un emisor de luz en el dispositivo (bidireccional). La
idea es que ambos sistemas coexistan para conseguir conexiones más eficientes y
seguras. Y es que la transmisión de datos por luz
directa limita su radio a la estancia en la que el emisor y el receptor se
encuentren. Ninguna persona puede interferir la señal, como sí puede hacerse a
través de las microondas. Esta ausencia de interferencias favorece la
instalación en los hospitales -en Corea del Sur existe un proyecto para
eliminar todo el cableado de determinadas máquinas- o en los aviones. Las
utilidades son tantas como la mente pueda imaginar.
Prueba piloto
El desarrollo de esta tecnología se había
visto frenado por la imposibilidad de conseguir en entornos reales una
velocidad de transmisión de datos tan superior a la del wifi. En los últimos
meses, sin embargo, se ha conseguido implantar con éxito de forma piloto en una
oficina. Esto supone un salto cualitativo al haber logrado velocidades de un
gigabit por segundo. Es decir, 100 veces superior a la velocidad media que
ofrece el wifi. "Es un paso muy importante porque el principal problema
que nos encontramos en entornos reales son las interferencias como, por
ejemplo, la luz natural,", comenta Ana García Armada, catedrática de
Teoría de la Señal y Comunicaciones de la Universidad Carlos III de Madrid.
La implantación comercial requiere un rediseño
de muchos de los equipos emisores y receptores existentes, aunque los
científicos trabajan para que, por ejemplo, la cámara de cualquier teléfono
inteligente pueda servir para descifrar la señal de la luz. Las empresas de
telecomunicaciones, como Vodafone, admiten estar siguiendo con atención su
progreso para evaluar las potenciales ventajas.
Una generación de coches inteligentes
La tecnología lifi revolucionará también la
forma de circular. Un proyecto español está desarrollando un prototipo de
modulador para acceder a internet de forma inalámbrica a través de las
luminarias públicas. "Estamos en una etapa inicial pero esperamos que en
un par de años pueda ser una realidad comercial", afirma la catedrática
García Armada, que participa en el proyecto. El alumbrado de las carreteras se convertirá
en una inmensa red de conexión. Los vehículos inteligentes se podrán comunicar
entre sí a través de los faros LED. En este caso, al tener ambos emisores de
luz directa, se puede establecer una interacción bidireccional. Entre la
funcionalidades: evitar accidentes al detectarse automáticamente una brusca reducción
de velocidad del coche que circula delante (El Pais, com a devida vénia)
Sem comentários:
Enviar um comentário