Observar el Tetrahedron -un diseño de Jonathan Schwinge– y pensar en las imponentes pirámides es todo uno pero al instante se suceden asociaciones más modernas, tanto que llegan a ser de ciencia ficción, recordamos naves espaciales y de película cuando vemos esta embarcación sobrevolando el agua y para entonces ya estamos completamente hipnotizados por este superyate tan fuera de lo común. Su diseño rompe de modo casi dramático con la tradición del diseño náutico porque, por más que hemos visto diseños de yates vanguardistas, ninguno ha llegado al extremo estético que alcanza el Tetrahedron; se trata de una embarcación armónica y perfecta que se entiende con el mar y lo acaricia o lo sobrevuela en función de las olas y de la prisa propia (ABC)
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