El 31 de octubre de 1986, Fernando Martín saltó a la cancha del Rose Garden Arena para disputar su primer partido como jugador de los Portland Trail Blazers contra los Seattle Supersonics. Apenas estuvo dos minutos en el campo, pero fueron dos minutos históricos: se trataba del primer español y el europeo que llegaban a la NBA, un sueño entonces inalcanzable para la mayoría.
En una entrevista posterior, el desaparecido pívot del Real Madrid, reconocía que lo que más le costó al llegar a Estados Unidos no fue la exigencia física de aquel baloncesto tan diferente al europeo, sino entender el tocho de cientos de páginas que su entrenador, el legendario Jack Ramsey, le entregó para aprender las jugadas y movimientos de su nuevo equipo. Hoy Martín hubiera recibido esta información en formato digital y, junto a ella, habría tenido -antes y después de cada partido- un completo análisis de todas las facetas del juego: zonas desde las que suelen lanzar los rivales, pases, rebotes, distancias recorridas por cada jugador, tiempo medio de posesión, velocidad de las transiciones… y así hasta una cantidad ingente de datos que convierten cada enfrentamiento de dos equipos de la NBA en un ejercicio de estadística aplicada al deporte. Detrás de cada milagroso triple de Steve Curry con los Golden State Warriors la mayoría de aficionados sólo ven el talento descomunal de un jugador que ya está marcando una época. Pero, aunque el ingrediente principal de su espectacular juego son sus cualidades, también hay mucho de estudio y preparación de movimientos en base a las estadísticas de cada partido (El Pais)
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