Hay proyectos ante cuya belleza no puede uno más que
rendirse como se rindió Stendalh a la intensa impresión que le causó la Basílica
de la Santa Cruz de Florencia; impresión que además contó, razón por la que,
desde entonces y no antes, al shock que puede provocar verse expuesto a la
belleza superlativa, se le denomina síndrome de Stendalh o síndrome de
Florencia (ABC)
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